miércoles, 23 de diciembre de 2009

El Sueño de Gota

El hombre la reconoce de inmediato: es ella, no hay duda. Ha tenido el mismo sueño durante mese y recuerda cada detalle a la perfección.

La mujer viste una blusa abierta, falda negra, zapatilla de tacón, el cabello entretejido en una sola tranza, la mirada ausente, diluida en el vacio de la calle. A lo lejos, el eco de una lluvia impasible.

El hombre sabe de antemano lo que sucederá. De un momento a otro, en cuanto la mujer atraviese la acera y se pierda de vista, alguien le saltará encima y...

-Espera... - el hombre se detiene frente a la mujer, las imagenes del homicidio desquician su pensamiento-. He soñado contigo....

La mujer lo mira fijamente, sin asombro:

-Te recuerdo.

Los primeros dardos de agua caen a la tierra. La mujer toma la mano del hombre y, con rapidez, lo guia a travéz de las sombras. Luego, bajo el refugio de una cornisa, ambos desconocidos se besa con rabia, saborean desesperados el enigama del encuentro. Por algunos instantes, el hombre tiene la sensación de que todo saldrá bien. Sin embargo, un horrible dolor en las entrañas le hace arrodillarse. No puede gritar, la segunda puñalada es decisiva.

De pronto, lejos de alli, hehco nudo sobre su cama, el hombre deja de soñar, pero no despierta. Para la mujer, al otro lado del mundo, es un alivio: finalmente esta noche dormira tranquila, sin pesadillas.

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